martes, 5 de marzo de 2019

La abstención, esa gran idiotez

Llevo bastante tiempo viendo cómo en foros, chats, enlaces en redes sociales y demás, algunos "revolucionarios" promueven la idea de la abstención como propuesta en unas hipotéticas elecciones. Lo cierto es que tras los últimos comicios esta tendencia se está disparando. Es cierto que, si hubiera cero votos en unas elecciones, sería un mensaje aplastante para toda la clase política. Pero sabemos que eso no se va a producir. Es importante conseguir un cambio revolucionario de la mejor manera posible.


Comparémoslo con una huelga. Desde el momento en que la regulación del derecho a huelga contempla la garantía de unos servicios mínimos, la huelga pierde su efectividad en tanto que su impacto se reduce y el mensaje llega de forma más difusa. Si el trabajador cumple con los servicios mínimos se habla de "fracaso de la convocatoria de huelga" y si no los cumple se demoniza al trabajador. Al final, se pierde si no se secunda ese paro de forma generalizada. Con el voto pasa lo mismo. Partiendo de que nunca se va a conseguir ese 100% de abstención en ningunas elecciones1, lo único que se logra promoviendo la abstención es que esos "servicios mínimos" den la mayoría absoluta a los mismos de siempre. Abstenerse hoy día equivale a permitir que la derecha gobierne. Muy revolucionario, no es.

"Mi voto no cambia nada". Es el argumento más usado por los abstencionistas. Ya no es de ahora que esa tendencia abstencionista repunta, sino de siempre. Toda la vida ha habido gente que no vota, bien por falta de interés, bien por falta de conocimiento sobre quién favorecería mejor sus intereses o bien por falta de esos mismos intereses. Es más fácil diluirse en la masa y auto castigarse con decir "sólo soy un grano de arena en el desierto" que informarse, leerse los programas, compararlos, sacar conclusiones... Curiosamente, siendo el abstencionista más tradicional, es el menos frecuente a día de hoy. Y el que menos molesta, ya que generalmente no vota pero tampoco opina. Al menos tiene cierta coherencia. Dentro de lo malo que es que te importe un pimiento el futuro de tu país, al menos mantiene la coherencia de callarse si no participa. También por eso pasan muy desapercibidos. Lo malo es que, como dice la famosa cita, "si nos desentendemos de la política, la dejamos en manos de los peores hombres".

"Votar equivale a trabajar para el sistema2". Alguien anunciaba su intención de no votar ante la decepción por que no se lograra formar un gobierno del cambio. Entonces estaba favoreciendo a esos partidos cuyo electorado vota en masa, con lo que estaba legitimando sus políticas. 
Si queremos cambiar el sistema tendremos que votar3 para expresar nuestra voluntad y orientarla a quien en su programa lleve propuestas para que ese sistema cambie o mejore. Está bien rebelarse contra el sistema, pero no votar no nos convierte en rebeldes, sino en conformistas.

"Ninguno me convence". Hay gente que no se sienta atraída por las propuestas que están sobre la mesa. El voto en blanco no es una solución y el nulo no cuenta, ya que se escruta el voto válido emitido. En ese caso, lo que tendría que hacer el votante sería buscar esa opción minoritaria que resta impacto a su voto pero que, a su vez, cuenta como voto. Es decir, si la abstención beneficia a los partidos mayoritarios, el voto nulo no cuenta y el voto en blanco no diluye el voto mayoritario, el votante no convencido ayuda a la democracia mediante un voto válido que no va a esos partidos mayoritarios. También así es posible que se consiga incorporar otras opciones al Parlamento, con lo cual se favorece una diversidad que alimenta la democracia.


"Me da pereza". Hasta cierto punto lo entiendo porque no estamos acostumbrados a que se den estas legislaturas fallidas ni a que los políticos no sepan llegar a acuerdos, pero si un país no va bien no es la pereza lo que nos va a salvar. No puede ser que te dé pereza el devenir de tu país, que es tu devenir también. Si no quiero que en España manden los mercados o la troika europea, lo lógico será levantarme del sofá y votar a quien esté en contra del austericidio. O si crees que el gobierno lo hace bien, tendrás que refrendarlo con tu voto. La pereza no te la tiene que dar ir a un colegio que queda al lado de tu casa para poner la papeleta en la urna. Más pereza me da a mí pagar mis impuestos sabiendo que parte de ellos irán a las manos de algún corrupto, pero aún así no tengo más remedio. Así que sólo me queda votar a quien crea que puede solucionar los problemas de mi país en vez de convertirme, por acción u omisión, en cómplice del saqueo.

"La ley de Hont supone un menoscabo en el peso de mi voto y una mordaza a mi voluntad democrática". Bien, ahora es cuando el abstencionista se nos pone estupendo y se disfraza de intelectual, de librepensador. Pero en realidad está usando mal este argumento, ya que la ausencia de su voto está legitimando ese sistema por el que afirma estar disgustado. Si te molesta que tu voto valga menos que el de otros ciudadanos, hay formaciones que defienden cambiar ese sistema electoral. Seguramente hayas aprendido la frase para defender tu apatía y no te hayas parado a pensar en qué hacer para cambiar eso. Quizá sea mejor que pienses un poco en vez de buscar excusas para quedarte en casa cuando el futuro de tu país y el tuyo se juegan en las urnas.

"Todos los políticos son iguales, prometen para llegar y no cumplen". Al igual que el primer argumento, es viejo, manido y aburrido. Si tienes esa impresión de los políticos, es porque estás acostumbrado a esos políticos que mienten en campaña, que incumplen sistemáticamente su programa, que se han turnado el poder con tu voto o sin él. Pero, si estás harto de eso, omitir tu voto no es útil. Si estás harto de eso, lo que tienes que hacer es emitir un voto que contribuya a que gobierne alguien que no haya gobernado aún. Otra cosa es que te hayas dedicado a votar a los mismos que, decías, te defraudaron. 
No se puede cambiar el resultado haciendo lo mismo. Precisamente, el poder que te da la democracia es que puedes quitar del poder a quien te decepciona y darle la oportunidad a otro que pueda hacerlo mejor. Cuando la gente no vota, olvida que sólo demuestra tener el poder un día cada cuatro años y no saber qué hacer con él.

Ha costado mucho conseguir el derecho a votar y tener un poco de poder de decisión. Un poco, porque sólo nos lo dan un día cada cuatro años. O cada seis meses, como nos está pasando. Pero al final las decisiones las toman esos que eliges. ¿Rajoy hizo recortes? Sí, pero no es el único culpable, ya que los españoles le pusieron ahí. ¿Rajoy hizo la Ley Mordaza? Sí, pero también es culpa de quienes le pusieron ahí. ¿Seguirá la derecha recortando? A este paso es posible, pero será culpa de quienes le pongan ahí, por acción (con su voto) u omisión (por no ir a votar). En cualquier caso, no debemos volver a la época de elecciones, abstención y quejas en el bar. Tu queja está en las urnas. "Si no te implicas, después cállate la boca". Pues eso

Murcia, 5 de marzo de 2019

Basado en http://elmagoindignadodeoz.blogspot.com/2016/08/la-abstencion-esa-gran-idiotez.html

  1. ¿Pero y si se consiguiera el 50 %? ¿Qué pasaría?
  2. ¿Como sabríamos que avanzamos si no votamos? ¿Ha otra forma política y democrática de saber como avanzamos?
  3. Es el voto la única herramienta para el cambio, define al que lo ve así. Si la acción directa o la desobediencia civil tuviera éxito.

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